Estos días en las jornadas fotográficas en Lagunas de Chacahua, uno de los reservorios de manglar más importantes del Pacífico, en la costa "Chica" de Oaxaca, me quise centrar en un aspecto que hasta ahora no le había dado la relevancia que se merece, la gente, las personas que viven en y del manglar. Visitar esta comunidad que está enteramente rodeada por manglar y bañada por el Pacifico, de echo únicamente se puede acceder a este paraíso a través de embarcaciones, es una experiencia increíble. Sus gentes afromexicanas viven en armonía con el medio natural y las generaciones ya mayores explican que realmente el modo de vida no ha cambiado mucho y siguen recibiendo los beneficios que les aporta el manglar, pesca asegurada todo el año, uso de madera de forma moderada y un turismo tranquilo y sustentable atraídos por los escenarios naturales de la laguna.
Las generaciones más jóvenes también se sienten orgullosas de su tierra y son conscientes de que deben conservar sus recursos, muchos trabajan con CONANP u otras dependencias o tienen de forma comunitaria un criadero de cocodrilos, tours guiados u ofrecen alimentos a los turistas que les visitan. Lo más importante para la conservación de los manglares es que las gentes que los habitan sepan del valor que estos tienen y que su futuro esperanzador esta ligado a la conservación de los mismos.