miércoles, 19 de septiembre de 2012

DOS GENERACIONES


Estos días en  las jornadas fotográficas en Lagunas de Chacahua, uno de los reservorios de manglar más importantes del Pacífico, en la costa "Chica" de Oaxaca, me quise centrar en un aspecto que hasta ahora no le había dado la relevancia que se merece, la gente, las personas que viven en y del manglar. Visitar esta comunidad que está enteramente rodeada por manglar y bañada por el Pacifico, de echo únicamente se puede acceder a este paraíso a través de embarcaciones, es una experiencia increíble. Sus gentes afromexicanas viven en armonía con el medio  natural y las generaciones ya mayores explican que realmente el modo de vida no ha cambiado mucho y siguen recibiendo  los beneficios que les aporta el manglar, pesca asegurada todo el año, uso de madera de forma moderada y un turismo tranquilo y sustentable atraídos por los escenarios naturales de la laguna.


Las generaciones más jóvenes también se sienten orgullosas de su tierra y son conscientes de que deben conservar sus recursos, muchos trabajan con CONANP u otras dependencias o tienen de forma comunitaria un criadero de cocodrilos, tours guiados u ofrecen alimentos a los turistas que les visitan. Lo más importante para la conservación de los manglares es que las gentes que los habitan sepan del valor que estos tienen y que su futuro esperanzador esta ligado a la conservación de los mismos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Como Algodones



En la madrugada nos quedamos de ver con nuestro guía. El objetivo era cruzar desde Punta Allen hasta Callo Culebra. Navegamos cuarenta minutos sobre un mar totalmente quieto y con apenas unos destellos de luz. Buscamos la cara sureste del Callo para tener el sol a nuestras espaldas. El amanecer fue espectacular, fuimos fotografiando el bosque de manglar hasta llegar a un importante posadero de aves. Fregatas, bobos, pelicanos, garzas, cormoranes; era un mundo de aves. No dejábamos de disparar nuestras cámaras con telefotos, principalmente porque para nuestra sorpresa, las fregatas y los pelicanos cuidaban de sus polluelos celosamente. Muy lentamente nos fuimos acercando y descubriendo la gran cantidad de aves que esos manglares escondían entre sus verdes hojas. La mayoría de las veces es muy difícil describir estos espectáculos con pocas palabras y que capturen de manera simple lo que uno esta viendo. Pero ahí, quietos sobre la panga, nuestro guía nos dijo: “que bonito, parecen algodones”. No pude estar más de acuerdo.




Debajo de las aguas de Callo Culebra hay unos paisajes increíbles. Vimos mantarrayas enormes, sardinas, jaibas y un grupo de grandes sábalos. A mediodía tomamos un descanso para comer. Nos detuvimos en una pequeña playa arenosa, muy somera, donde fue colocado un faro para indicar la presencia del Callo. Desde la panga vi que había un tronco de palmera flotando muy cerca de la orilla. Sólo sobresalía la mitad del tronco, pero nunca imaginé que debajo del mismo hubiera la profundidad necesaria para que hubiera peces y otros animales. Con mi visor y mi snorkel tome fotos por varias horas. Al atardecer, regresamos a Punta Allen.