domingo, 24 de junio de 2012

Inmensa aridez




No soy muy aficionado a las emociones fuertes. No disfruto las grandes velocidades o alturas. De hecho, alguna vez me subí a un pequeño cerro a tomar una foto del paisaje y tuvieron que subir por mi para rescatarme. Pero bueno, había que tomar los bosques de manglar en la región de La Paz desde las alturas. En primer lugar, porque en estas zonas áridas el verde de los manglares resaltan entre los ocres del desierto y, ya que sólo reciben agua dulce durante una muy pequeña parte del año, el tamaño de estos bosques es muy pequeño. En segundo lugar, porque al ser la ciudad más grande en el sur de la península los manglares han sido destruidos casi al ritmo de su crecimiento. Quería documentarlo.

Contacté a mi colega Siddharta Velazquez quien tiene un pequeño ultraligero de dos plazas. Me dio unas cuantas recomendaciones y listo, tenía puesto los audífonos para comunicarme con él durante el vuelo y dos cámaras conmigo. Volamos toda la costa desde la ciudad hasta Pichilingue, para cruzar hasta la isla Espíritu Santo. Ahí, con la increíble luz del atardecer, pude captar cada uno de los diez bosques de manglar que hay en la cara oeste de la isla. Son espectaculares. Sus formas son muy peculiares y, efectivamente, el verde manglar parece un espejismo en esa inmensa aridez.






Al regreso del viaje, la imagen de la devastación. Decenas de casas iguales, con techos rojos y amarillos, dividen casi perfectamente a la mitad un bosque verde de manglar. Parecen cajas de zapatos acomodadas para guardar lo que sea. Averigüe que la compañía constructora taló los manglares en un fin de semana feriado. Como en ese entonces solamente se tenia que pagar una multa por destruir manglar, la compañía prefirió pagarla ya que era de tan sólo mil dólares la hectárea. Un valor tazado por el gobierno Mexicano, cuya estimación no es clara y por supuesto representa un valor muy por debajo de estimaciones internacionales que llegan hasta 100 mil dólares por hectárea.

Me sigue asombrando la capacidad de destrucción que tenemos, pero me asombra aún más, que el resultado de esa destrucción sea tan absurdo. Durante la temporada de huracanes, esas casas se inundan frecuentemente por estar en una zona de humedal. Además, sin la protección del manglar, los daños son cuantiosos, incluso puede llegar a la pérdida total, en aquellos años donde las lluvias son extraordinariamente fuertes. ¿Acaso el hombre no puede encontrar una manera más inteligente de construir?

viernes, 15 de junio de 2012

CANGREJOS DE HÁBITOS EXTRAÑOS


A medida  que van pasando los días por los manglares de México, uno va conociendo mejor su riqueza y dentro de ésta su vida cotidiana, es decir, cuantas más horas dedicamos a éste singular ecosistema vamos descubriendo comportamientos inusuales, como por ejemplo es el caso de las diferentes especies de crustáceos que hemos documentado. La foto superior nos muestra  como un cangrejo se encarama a las flores de los lirios acuáticos para capturar las especies polinizadoras y lo que es más sorprendente cuando estas no están  observamos como éste se alimentaba también de las flores.



Otro caso que nos sorprendió fue cuando observábamos las hojas de mangle rojo como si las hormigas arrieras se hubieran alimentado de ellas al pasar los días descubrimos a este otro cangrejo devorándolas.

martes, 5 de junio de 2012

El Chupacabras


Hace unos días fui a Punta Abreojos, un pequeño poblado que tiene a su resguardo el “Estero El Coyote”, el bosque de manglar más norteño del lado del Pacífico Mexicano. El estero es pequeño, pero creo que su nombre esta totalmente apegado a lo que uno puede ver a sus alrededores. En tan sólo tres días he visto una cantidad importante de coyotes merodeando entre los árboles de manglar. Los pobladores me han contado que los ven alimentándose de aves e incluso peces cuando la marea baja lo suficiente. Además, son tan inteligentes, que los han visto utilizar su cola para atrapar almejas y abrirlas estrellándolas contra las rocas; como si su cola fuera una especie de látigo.



Una mañana estaba escondido entre los manglares esperando fotografiar uno de estos coyotes. Tremenda sorpresa me llevé cuando el ejemplar que se acerco parecía salido de una película de terror. Sus ojos amarillos resaltaban de su cuerpo negro y con poco pelaje. Era una hembra pequeña, que al verme, comenzó a huir de prisa. Parece ser que entre estos mamíferos, igual que a los perros, la sarna es una infección común que ataca a un porcentaje bajo de la población. Los individuos infectados se debilitan rápidamente y al no poder cazar y alimentarse, mueren después de cierto tiempo. Los pobladores dicen que cuando atacan presas de buen tamaño, como chivos, son incapaces de matarlas certeramente y solamente las hieren de manera que mueren al desangrarse. Algunos dicen que de ahí viene el mito del chupacabras.



En fin, lo cierto es que el Estero El Coyote es increíblemente productivo y cientos de aves se congregan en este pequeño bosque. Muchas de estas aves son las que migran desde Alaska y son especies con un alto valor en la industria de caza, principalmente la que se realiza en Estados Unidos y Canadá. Los pobladores de Punta Abreojos han obtenido la concesión de esta área ya que están interesados en proteger el manglar, no solamente para mantener los servicios ambientales que les provee a su comunidad, también para mantener aquellos que trascienden fronteras entre países.